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Hechicero

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Romántico, tímido pero con una mentalidad sana y deportista. Practico basquetbol y ajedrez. Escribo poemas.

  • ¿Ya no voy a escribir?

    Ya no voy a escribir

    Ya no voy a escribir más mi poesía

    Ya no voy a inquietarte con mis letras

    Dijo el poeta a ver la travesía

    que llegaba al final de sus impetras.

    La mujer lo miró con duda extrema.

    Como pudo sacó sus conjeturas:

    Si el poeta no hará ya su poema,

    ¿Dónde irán a parar sus escrituras?

    El poeta alargó su diestra mano

    para tomar del talle aquella dama

    que lo atendió a través de lo mundano

    Y murmuró en su oído aquella trama

    que lo llevó a pensar que tan temprano

    comenzara a escribir este epigrama.

    3 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Cómo ha sido tu melancolía?

    Me despierto temprano, giro mi cuerpo hacia un costado y descubro que estoy solo. Extiendo mi brazo buscándote. Las sábanas limpias y frescas que me cubren simulan los contornos de tu piel. Aspiro profundamente como para atrapar tu aroma pero nada consigo. ¿Cuántas semanas han pasado desde la última vez que estuviste conmigo? No recuerdo. No llevo la cuenta desde que dijiste que no volverías. Y era verdad. Nos entregamos demasiado en tan poco tiempo que tal vez agotamos lo que nos correspondía. Hoy tan sólo te llevo en mi memoria. En mi piel impregnada de tus caricias y besos desquiciados. Aun resuenan en mis oídos tus quejidos y frases amorosas. Aun mis labios perciben el sabor de los tuyos. Aun suspiro por aquellos momentos en que nos mirábamos embelesados como si pudiéramos comernos por los ojos. En este instante, tu sonrisa se dibuja en mi mente y me provoca una sonrisa que se pierde en el espacio de mi cuarto vacío.

    Carlos A. Hernández Cadena

    7 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Cuál es la locura o locuras que con más pasión recuerdas?

    Me dormí arriba de un árbol

    en el patio de mi casa

    No tenía más de diez años

    Mis abuelas me buscaban.

    3 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Qué harían si tuvieran una máquina del tiempo?

    La máquina del tiempo

    A veces yo quisiera remontarme al pasado

    A los momentos claves que marcaron mi vida

    Corregir mis acciones, borrar lo equivocado

    Y darle otra esperanza a mi alma condolida.

    Decirle, a los ausentes lo mucho que los quise

    Jugar, reír con ellos, gozar su compañía

    sin convenir que el tiempo de nuevo me requise

    recuerdos para hacerme sentir melancolía.

    Por eso yo quisiera la máquina del tiempo

    No importa que me impida cambiar lo que he vivido.

    ¡Qué pena si en el viaje me surge un contratiempo

    pues todo mi equipaje lo llevo al recorrido!

    Y es que a veces quisiera... haber sido excelente

    en la escuela, en la casa; con familia y amigos.

    Compartir mis historias y ser condescendiente

    con mi vida y personas que hoy serían mis testigos.

    Las cosas que quisiera, tal vez ya no las tenga

    La máquina del tiempo me lleva hacia el futuro.

    Por eso yo quisiera que nadie se entretenga

    y busque en el presente, su amor, que es más seguro.

    Carlos A. Hernández Cadena

    10 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Qué fue de la mujer que quería combinar miel, tabaco, chanel y café?

    Tabaco y miel

    Si combinas con mesura el tabaco con la miel

    Luego agregas unas gotas de chanel y de café.

    ¿Por qué aplicas ese ungüento sugestivo por tu piel?

    ¿Es un método apropiado para renovar tu FE?

    ¿Qué pretendes? ¿A qué juegas? ¿A quién quieres convencer?

    Ese aroma que desata las pasiones a granel

    es el mismo que tú llevas en tus ansias de mujer.

    ¿Para qué hacer que despierte la locura... de lo infiel?

    Los provocas, los seduces con la magia de tu esencia

    ¿Te parece que funciona como bálsamo sensual?

    Ellos hacen lo que quieres por gozar de tu presencia.

    ¿Por qué causas los enredos? ¿Qué no ves que es inusual?

    Tu pregunta me confunde. ¿Te hace falta esta poción?

    De tu cuerpo, los encantos de este embrujo es el mejor.

    Los seduce tu mirada, tu sonrisa, tu pasión

    La fragancia de tus besos y un poquito de tu amor.

    Carlos A. Hernández Cadena

    6 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Qué es lo que recuerdas de tu padre?

    Mi padre

    Cerré los ojos y a mi mente vino

    la imagen de mi padre. Sonreía.

    Su mirada serena, me convino

    porque me hizo feliz en este día.

    Recordé con ternura sus consejos

    Comentarios y chistes y poemas

    con que a veces quedábamos perplejos

    por la gracia o sorpresa de esos temas.

    Le gustó el baloncesto y la poesía

    Practicó el ajedrez y la lectura.

    ¿Cómo enseña un maestro, me decía,

    si no adquiere otro grado de cultura?

    Como buen profesor, logró sus metas

    Educó en la primaria y bachilleres

    Para dar lo mejor, no hay más recetas

    que sufrir sin dolor, por lo que quieres.

    Fue doctor de las almas mal heridas

    Abogado, de aquellas descarriadas.

    Arregló sin saber, causas perdidas

    que encontró por doquier, desperdigadas.

    ¡Cuántos amigos tuvo, en su camino!

    ¡Cuanta pasión le permitió a su vida!

    Fue él quien trazó de un modo su destino.

    Porque aprendió de todo y con medida.

    ¡Cómo no recordar sus pensamientos

    que parecían tener largometraje!

    Por eso traje aquí mis sentimientos

    para darle a mi padre, un homenaje.

    Carlos A. Hernández Cadena

    5 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Quisieran compartir un comentario?

    ¿Qué nos espera?

    Espero tanto del mañana, que me aterra

    lo que le pasa hoy, a nuestra gente.

    Quiero pensar que ya no habrá más guerra

    y que nadie será más delincuente.

    Quiero escuchar que el pueblo está contento

    por que tiene su empleo con buen salario.

    Quiero pensar que existe un argumento

    para darle al país un corolario.

    Quiero sentir que no quedan secuelas

    del maltrato que sufren los pequeños.

    Quiero creer que en todas las escuelas

    se esmeran por cumplir todos sus sueños.

    Quiero escuchar los gritos de alegría

    de familias que en fines de semana

    irán al parque. Y a la luz del día

    podrán andar, sin temor, con una hermana.

    Quiero pensar que el uso de la ciencia

    es para el bien de todos y accesible.

    Quiero creer que existe la conciencia

    de cada quien. Y nada es imposible.

    Quiero entender que ya no hay divisiones

    en los partidos políticos vigentes.

    Y que el gobierno toma decisiones

    a favor de salvar los continentes.

    Quiero esperar, sentado en la banqueta,

    a mis nietos pidiéndome un helado.

    Quiero pensar que estoy en un planeta

    donde puedo vivir ilusionado.

    ¿Qué más puedo decir de lo que quiero?

    ¿Es posible esperar lo que he soñado?

    Ya no quiero soñar, mejor espero

    que no vaya a pasar, lo inesperado.

    Carlos A. Hernández Cadena

    7 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Quisieran comentar este cuento?

    Visita inesperada

    La puerta estaba abierta cuando llegué a tu casa. Aun así te llamé antes de entrar. Esperé un rato. Luego pasé pensando que podrías estar en apuros.O tal vez no. Quizás sólo saliste y olvidaste cerrar la puerta. Avancé hasta la sala, el comedor, la cocina y el baño. En la cocina pude ver unos cubiertos recién lavados. Después me dirigí a tu recámara. Tu cama ya estaba tendida. ¿Dónde estabas entonces?

    - No me explico - pensé - ¿Salió de prisa y por eso no cerró la puerta?

    Antes de salir revisé las habitaciones y no encontré a nadie. Cuando dejé tu casa, cerré la puerta y me aseguré de que todas las ventanas estuvieran cerradas.

    Despertaste esa mañana con la sensación de que yo iría a visitarte. Luego de arreglarte, tendiste la cama y fuiste a la cocina.Desayunaste y lavaste los trastos. Antes de partir, dudaste sobre si esperarme o no. De pronto, cuando estabas en el quicio de la puerta, escuchaste un estruendo que llamó tu atención. Enseguida la sirena de las ambulancias y la gente corriendo al lugar del accidente.

    - ¿Qué ocurrió? - preguntaste alarmado a uno de tus vecinos

    - Un terrible accidente - respondió - son los varios atropellados. Voy a prestar ayuda ¿Vienes?

    No lo pensaste mucho y te uniste a las personas que corrían a auxiliar a los heridos. Y en tus prisas te olvidaste de cerrar la puerta de tu casa.

    Ya levantaban mi cadáver cuando llegaste.

    Carlos A. Hernández Cadena

    2 respuestasLibros y Autoreshace 9 años
  • ¿Qué opinan de mi cuento"Pesadillas"?

    Pesadillas

    Esperaba con ansias las vacaciones de verano. El pequeño problema es que iba mal en la escuela. Seguramente mis padres me obligarían a estudiar para los tres exámenes que me llevaría a extraordinario. ¿Y si no les enseño la boleta hasta después de las vacaciones? No. seguramente mi mamá le preguntará al profe por mis calificaciones. Y es que no me gustan las matemáticas. Y a inglés no le entiendo. Español sí me gusta pero, no entiendo por qué la llevo reprobada. Tal vez porque no llevaba las tareas… ¡Como me gustaría que no se enteraran de mis calificaciones hasta después de las vacaciones!

    Sumido en sus preocupaciones se encerró en su recámara para seguir enviando mensajes con su celular. En realidad no le preocupaba que pudiera reprobar el ciclo escolar. Lo que lo entristecía un poco era que lo dejaran con sus abuelos durante las vacaciones con la única instrucción de estudiar para aprobar los exámenes y pasar a tercero. Le mandó un mensaje a su prima. ¿Cómo le hago para que mi papá no se entere de que voy a reprobar?

    - ¿vas a reprobar el año o sólo materias? – le respondió con otro mensaje su prima Ana

    - Tres materias – contestó Jorge de inmediato

    - No manches – respondió en corto, su prima

    - Ja ja ja – escribió Jorge sin pensarlo. Le causaba risa el comentario de su prima. Y se olvidaba por algunos minutos de su verdadera preocupación.

    Los toques que su hermano menor daba a la puerta de su cuarto, lo volvieron a la realidad.

    - Que ya está la cena – dijo su hermano Arturo y se retiró sin esperar respuesta.

    Jorge apagó su Celular antes de salir de su cuarto. Llegó a la mesa donde su hermano Arturo ya degustaba los tacos dorados de jamón con queso que su madre les había preparado. Jorge bebió de su malteada de chocolate, mecánicamente, antes de tocar los tacos con los cubiertos. Y ni siquiera probó el pan de dulce que cada noche su mamá les compraba. Su madre, atareada en recoger los platos y vasos para lavarlos, no se dio cuenta de que su hijo mayor anduviera tan distraído. Pero su hermano, sí lo miró extrañado. Casi siempre le ganaba las mejores piezas de pan o las más grandes. Y sólo lo hacía por molestarlo. Si había dos panes rellenos de chocolate o con azúcar glas encima, mordía una de inmediato y la otra, se la arrebataba prácticamente de las manos. Y en esta ocasión ni siquiera lo intentó. Es más, no comió pan de dulce. Jorge se levantó y en automático, caminó a su recámara.

    - No se te olvide lavarte los dientes – dijo su mamá desde la cocina.

    - Ya voy – repeló entre dientes y se desvió de su ruta para pasar al baño

    - Mamá – gritó Arturo – ¿qué le pasa a mi hermano? No comió pan. ¿Está enfermo?

    Pero mamá no le respondió. Terminó de recoger la mesa y se fue a su recámara. No sin antes decirle a su hijo menor que se lavara los dientes y que arreglara sus útiles para mañana. Lo persignó, le dio las bendiciones y lo mandó a acostarse. Arturo obedeció las indicaciones y se marchó en silencio. Así, sin hacer ruido, entró al cuarto. Vio a Jorge sentado en la cama, enviando mensajes en su celular.

    - ¿No te vas a dormir? – se atrevió a preguntarle a Jorge

    - Ya duérmete – fue lo único que respondió su hermano

    Ya pasaban de las dos de la mañana cuando se acostó a dormir. Había estado chateando con su prima. Y apenas era jueves. Apagó el celular y lo conectó para que se cargara la batería. Se acostó. Se durmió casi de inmediato. La fresca brisa entraba por la ventana que permanecía abierta para apaciguar un poco el calor que se encerraba en la recámara. Los mosquitos invadieron la alcoba. Zumbaban en los oídos de los hermanos que, movían las manos por reflejo para ahuyentarlos. Por un instante pareció que el viento se calmara y la sensación térmica aumentara. Jorge empezó a sudar por la frente. Miraba a través de la ventana las ramas de los árboles inmóviles. Dos pájaros negros se posaron en una de las ramas del almendro más cercano a su casa. Los miró fijamente por algunos segundos. Y las aves parecieron molestarse. Se abalanzaron hacia la ventana que Jorge quiso cerrar apresuradamente. Sin embargo, fue inútil. Ya que los tordos le picotearon las manos que le cubrieron el rostro instintivamente. Se alejó de la ventana pero los pájaros se introdujeron, persiguiéndolo. Lo primero que alcanzó a tomar fue su almohada y la usó para defenderse de los ataques de los intrusos. Alcanzó a darle a una de las aves y la estrelló contra la pared. Pero volvió a la carga en cuanto se repuso. Mientras el otro pajarraco no dejaba de picarle la mano que le cubría la cabeza. Entonces se le ocurrió encerrarse en el baño. Y mientras trataba de jalar la puerta, uno de los tordos, le picó el ojo izquierdo.

    2 respuestasLibros y Autoreshace 9 años
  • ¿Leerán la parte final de "Pesadillas"?

    Levantó el brazo y se impulsó con ambos pies hacia arriba. Sus pies se despegaron más de un metro del suelo, dio una maroma en el aire y con la mano derecha golpeó el balón con tanto ímpetu que la pelota al ser impulsada hacia abajo, desprendió algunas llamas como si se hubieran encendido unas turbinas imaginarias. Jorge terminó de girar en el aire y cayó suavemente sobre el piso. Su remate, obviamente no pudo ser contestado. En ese instante, su rostro ensombreció mientras sus compañeros celebraban el tanto.

    - ¿Vieron eso? – preguntó sorprendido, esperando una respuesta que lo tranquilizara.

    - ¡Eres nuestro héroe! – le respondieron unas chicas en uniforme de porristas que hacían piruetas saltando de un lado a otro, a un lado de la cancha que en ese entonces parecía que brillaban con luces multicolores. Entonces para regocijo de todos los presentes y extrañeza de Jorge, se fueron fundiendo una a una al estrechar sus cuerpos para formar una sola porrista gigantesca.

    - ¿Qué está pasando? – preguntó a gritos, inquieto y desesperado por lo que ocurría a su alrededor y que él no se explicaba

    - Hijo, despierta – escuchó la voz muy débil y lejana de su madre.

    - Otra vez no puede despertarse, tendremos que llevarlo al hospital para que le revisen la cuenca del ojo que perdió – comentó preocupado Mariano con su esposa y su pequeño hijo Arturo.

    1 respuestaLibros y Autoreshace 9 años
  • ¿Leerán la segunda parte de "Pesadillas"?

    Varias gotas de sangre salpicaron su rostro y mancharon el piso. Pero consiguió cerrar la puerta del baño. No se daba cuenta de la situación hasta que notó una viscosidad en sus manos y al mirarse, descubrió que era sangre. Buscó el lavamanos para enjabonarse y al mirarse en el espejo se dio cuenta de que también había sangre en su cara. Se aproximó a la luna del espejo y notó que le faltaba un ojo. Y en la habitación pudo escuchar claramente cómo las aves masticaban algo ruidosamente. Un grito seco y profundo brotó de su boca. Tal vez desde sus pulmones. Porque ese grito aterrador despertó a su hermano Arturo quien, al hacer un movimiento brusco al despertarse, llamó la atención de los dos tordos. Y repentinamente se volcaron sobre él. Arturo empezó a correr alrededor del cuarto al mismo tiempo que gritaba y agitaba los brazos, asustado.

    - Cúbrete los ojos – le gritó su hermano desde el baño – y corre al cuarto de papá

    En cuanto tuvo oportunidad, salió Arturo de la habitación y corrió a buscar a sus padres. Jorge se lavaba el rostro y la cuenca que le quedó en el rostro. Como seguía sangrando tomó la toalla y se cubrió con ella. Salió del baño cuando dejó de escuchar ruido en la recámara. No estaban las aves. Ni su hermano. Fue a buscarlo al cuarto de sus padres. Allá había enviado a su hermano. Todo estaba oscuro y con un solo ojo no alcanzaba a distinguir los pasillos de la casa. Trató de encender la luz para no tropezar pero, el interruptor no funcionó. ¿Se habrá ido la luz?, pensó. Avanzó lentamente a la recámara de sus padres. Pero en las condiciones en que estaba le parecía inmenso el camino. Creía que no avanzaba. Que las piernas le pesaban. Y se angustiaba cada vez más, a medida que se tardaba en llegar hasta la alcoba de sus padres. Gritó pero no escuchó su voz. Ni ningún otro ruido. De repente pareciera que ni los muebles que arrastraba, ni las cosas que iba derrumbando a su paso, hicieran ruido. ¿Por qué no escuchaba nada? ¿Acaso se había quedado sordo? Cuando al fin llegó a la ansiada puerta, la empujó sin pensarlo y… no encontró a nadie. ¿Y sus padres? ¿Y su hermano? ¿Habrían salido a buscarlo? ¿Por qué no los encontró en su camino? Quiso volver sobre sus pasos y al tratar de correr, se enredó en la sabana de la cama de sus padres y cayó al suelo.

    Despertó sudoroso y angustiado. Tirado en el suelo de su cuarto y envuelto en la sabana. Instintivamente, se llevó la mano al rostro. Y comprobó que sus dos ojos se encontraban intactos. Se levantó y observó a su pequeño hermano dormido. Respiró aliviado y se acostó en el colchón sin poder conciliar el sueño por mucho rato. Finalmente se quedó dormido, con la mano en el rostro.

    Al despertar, al día siguiente notó que su hermano ya se había levantado. Miró el reloj de pared. Las siete y veinte. Entró a la regadera y se bañó rápidamente. Se vistió con presteza y se llegó a la cocina. No estaban ni su mamá ni su hermanito. Por un instante dudo. Y se tocó la cara. Fue un sueño, se dijo mentalmente.

    -Mamá – gritó para terminar de convencerse pero nadie respondió – mamá – repitió un poco asustado pero él mismo se tranquilizaba diciendo no pasa nada

    Se preparó un emparedado de jamón con queso y bebió un vaso de leche con chocolate. Al irse a lavar los dientes, se asomó por la recámara de sus padres. No estaban. Buscó una nota, alguna explicación. Nada. Llamó a su hermano Arturo. Tampoco contestó. ¿Se habrán ido a la escuela más temprano? ¿Se habrá enfermado mi hermano y lo llevaron al Seguro? Finalmente tomó sus útiles y se marchó a la escuela. Al llegar a la escuela vio que sus amigos jugaban volibol en la cancha. Dejó sus cosas en el salón y regresó con ellos. Un balón golpeado por los del equipo contrario venía directo a él. Se le ocurrió en ese momento golpearlo con fuerzas para que no pudieran contestarlo.

    2 respuestasLibros y Autoreshace 9 años
  • ¿Leerán el texto faltante del gambito de dama?

    Es entonces que capturo

    con mi caballo un soldado.

    Y al instante ¡Se los juro!

    a mi dama ha secuestrado.

    Luego de ese sacrificio

    que planeamos con destreza.

    Un jaque al rey, con oficio,

    capturándole una pieza.

    Ya no tiene el rey salida.

    Se le nota en el tablero.

    Y al final de la partida,

    ¡Jaque Mate!, caballero.

    Carlos A. Hernández Cadena

    1 respuestaPoesíahace 9 años
  • ¿Se comprende está partida de ajedrez?

    Quiero saber qué es lo que entienden al leer esta poesía que relata una partida de ajedrez

    Agradezco todos sus comentarios.

    ¿Alguno sabe ajedrez?

    4 respuestasPoesíahace 9 años
  • ¿Les ponen título a los poemínimos?

    Hice unos poemínimos y los dejé sin nombre. Porque quiero que ustedes lo hagan. ¿Les parece?

    1. Dame tu mano

    Sube la otra pierna.

    Empuja un poco

    Ya casí estás afuera.

    2. Como no estabas

    yo quise imaginarte.

    Te abracé, te besé,

    y te desnudaste.

    Después de hacer el amor

    te despertaste.

    Pero no estaba yo...

    Me había marchado.

    3. De tus ojos de miel

    probé unas gotas.

    Y todo sabe a ti:

    De tu pie hasta tu boca.

    4. Me gusta contemplarte en la mañana.

    Extasiarme de ti todas las tardes.

    Y por la noche, mientras descansas,

    ser parte de tus sueños.

    1 respuestaPoesíahace 9 años
  • ¿Qué opinan de este breve poema mío?

    Cinco sentidos

    Oigo el aroma de tu piel y todos mis sentidos se agudizan.

    El sabor de tu mirada endulza mi alma.

    Toco tu voz y empiezo a enamorarme.

    Huelo el sonido de tus pasos al acercarte a mí.

    Miro tu saciedad y estoy contento de que sigas aquí.

    7 respuestasPoesíahace 9 años